domingo, 21 de marzo de 2010

“EL PLAN DE 43 VOZES” DE COMPAÑON

Respecto a la lista de Martínez de Compañón, Alfredo torero expresa que “dos objetivos movieron evidentemente al obispo de Trujillo en la elección de las 43 voces castellanas:

1) fijar términos requeridos para la evangelización y la prédica católicas, de donde la presencia de hispanismos como dios, alma, cuerpo, en casi todos los listados;

De allí la presencia en la lista de voces Catacaos, Colan y Sechura[1] del obispo Martínez de Compañón de vocablos tales como
· Cuerpo
· Alma
· Carne
· Animal
· Árbol
· Flor
· Fruto

Lo que evidencia que el mencionado obispo recopiló las voces en función a un listado expresamente preparado con anticipación y orientado a la formulación de frases, palabras para la catequización. Lo curioso de ello, es que a pesar de que el informante no tiene significado para las palabras castellanas ( lo que equivaldría a establecer que la cristianización de estos grupos aun no había arraigado) el registrador (que no fue el obispo sino alguno de sus ayudantes) registró la terminación -ac , -chi para algunas palabras.

Castellano Sechura Colan Catacaos

· Cuerpo …………… Cuerpocchi ………Cuerpo ………… Cuerpo
· Alma ………………… Almacchi ……… Alma ……………. Alma
· Carne ………………. Colt …..……….. carne ……………. Ccol
· Animal ……………… Animbla ……….. Animal ……….. Animal
· Árbol ………………. Nusuchu ……….Arbol ……………. Chiguasam
· Flor ………………….. florac ………… Flor ………… Alhuaca
· Fruto ………………. Fruto ………….. Fruto ………….... Cosecham
· Rama ………………… Rama ……….Yabitiram ……….. Yabique


Notese las terminaciones .cchi , -bla , -ac para Sechura, lo que induce a pensar que estos pueblos sechuranos no habían logrado aun su catequización.
Ello en razón de que en las demás lenguas (Catacaos y Colan) si contienen un denominación para estas palabras. Ese sentido de independencia lingüística del Sechura parece manifestarse .

Respecto al concepto de Árbol, Sechura expresa Nusuchu y Catacaos Chiguasam, que parece corresponder al nombre de dos especies diferentes.

El concepto de Cuerpo y Alma no es el mismo que el cristianismo conceptual, en un mundo de pescadores donde al parecer la terminación –cchi denotaba la individualidad del informante a modo de un pronombre -chi = Yo, Mi

2) recoger los vocablos más comunes y "universales" relativos a la anatomía y la conducta humanas y al medio natural conocido por las gentes de su obispado.

Tarea difícil si nos atenemos a las diferencias conceptuales en torno al universo y cosmos prehispánica llena de deidades regionales y panandinas de los Catacao, Colanes y Sechuranos con el universo cristiano universal. Torero explica estas diferencias señalando que en “ obligado ajuste a la cultura invasora, los pueblos nativos debieron a menudo reacondicionar términos propios o adoptar los de origen hispano para -agrupando o desagregando- segmentar conceptualmente la realidad de manera diversa a como lo hacían antes de la conquista” y destaca su hipótesis de que los “lexemas simples distingos que componen la lista no poseen una exacta correspondencia léxica.”

Así, el vocablo quechua llama y su equivalente mochica col, amplían su significado original para regularse con el castellano animal, en tanto que en las listas de las demás hablas se adopta la palabra hispana. Otros hispanismos: flor, fruto, rama, etc., se introducen en algunas de las hablas para marcar con lexemas simples distingos que, indudablemente, no habían tenido en ellas una exacta correspondencia léxica.”

Carlos Arrizabalaga (2009) destaca sobre el particular que el “vocabulario de Martínez Compañón nos permite hacer algunas observaciones, a pesar de la precariedad y escasez de los datos léxicos que aporta. Comprobamos que las distintas lenguas habían incorporado ya algunos términos del castellano, no solamente para nombrar a Dios o conceptos religiosos como ‘alma’ y ‘cuerpo’ (necesarios para entender la Doctrina Cristiana), sino otros como ‘flor’, ‘fruto’, ‘gozo’ y ‘estrellas’. El sechura no solo es la menos hispanizada, sino que ha adaptado a su morfología palabras como almacchi, cuerpocchi, florac y ha adaptado a su fonética animblà. La lengua de Catacaos es la que más hispanismos presenta, seguramente por la cercanía con la ciudad de Piura.”.

Al respecto no estamos de acuerdo con los postulados de que el tallan incorporo términos del castellano por el simple hecho de parecer registrado en la lista de Martínez Creo que ello se debió a que el informante (el nativo sechurano, colaneño o Catacao) repitió la palabra administrada por el recopilador y anoto la expresión fonética.[2] Así de simple. Y no siempre las cercanías entre las lenguas incluyen prestamos recíprocos.

Es más, no está clara la cuestión de si realmente los vocablos indígenas se relacionan con la glosa castellana. Por ejemplo las palabras Gozo y dolor, signados en la lista como otmuc y punuc en Sechura, masic y dlacati en Colán y Masic e Ynataclacatu en Catacaos. Gozo y dolor son dos sentimientos no materialmente observables, sino mas subjetivos.

Según la Academia de la lengua española los dos significados principales para estas palabras son:

Gozo es :
· Sentimiento de complacencia en la posesión, recuerdo o esperanza de bienes o cosas apetecibles.
· Alegría del ánimo

Dolor
· Sensación molesta y aflictiva de una parte del cuerpo por causa interior o exterior .
· Sentimiento de pena y congoja

Está claro que el nativo hablante catacao, Colan o sechura debió tener confusión a cuál de los significados atribuir el vocablo. Ambos conceptos son diferentes en la concepción hispana y lo serian más en la concepción tallan o sechurana..pero asumiendo el interrogatorio de la época es plausible que este referido al primer concepto, físicamente observable y demostrable vía gestual. No existe una clara relación entre el significante (imagen acústica) y el significado (concepto).

Es obvio también las diferencias entre las lenguas prehispánicas. ¿A que se debían estas diferencias si la realidad era cuasi la misma?. La repuesta que si bien la realidad era la misma para todos los pueblos Colan y Sechura por ejemplo ligados al mar, algunos de ellos segmentaron esta realidad de forma diferente, según sus necesidades y de acuerdo al grado de dependencia del entorno. cómo designa cada uno esa realidad mediante el lenguaje, de acuerdo con un mayor o menor grado de dependencia del medio.

Por otro lado, está claro también que la lengua varía de acuerdo con el contexto social en que se le utiliza y en dependencia del grupo social al que el hablante pertenece. Todas estas unidades idiomáticas que varían sistemáticamente en relación con variables sociales como la región de origen del hablante, la clase a la que pertenece, su grupo étnico, edad y género.[3] Así el lenguaje de un Catacao dedicado al comercio difería enormemente de aquel otro Catacao que se dedicaba a la artesanía o a labores agrícolas, ya que tenían necesidades de oficio diferentes.es mas, ello se desprende de la lista de Martínez de compañón cuando para la glosa Flor, las lenguas Colan y Sechura no registran palabra alguna, lo que si hace la lengua catacaos para referir que “flor” es “Alhuaca”[4], que evidencia el uso y visión de esta flor en el valle de catacaos, cosa que sucedería para el pescado de sechura y Colan mas familiarizado con cuestiones de playa, mar, e instrumentos marinos. Asi también mientras para Colan y Sechura tienen diferentes vocablos para denomina las “olas” Caph y llamas respectivamente en, catacao no hay vocablo alguno por la ausencia de “olas” en el valle o su contexto.

Si bien es cierto con la lista de Martínez poco o nada se puede establecer de características de las lenguas Catacaos, Colan y Sechura, aplicando reglas universales del lenguaje, podemos asumir la existencia de variantes funcionales que difieren de otras variantes, porque su uso trasciende las dimensiones establecidas por la variante patrón, es decir, la variante culta, literaria. Las variantes funcionales pueden ser asociadas con tipos de interacciones específicas, con ciertas instituciones, con las condiciones del lugar de trabajo, con situaciones formales o informales, con la idiosincrasia del propio hablante. Los hablantes utilizan las variantes por ellos conocidas de una forma funcional, por ejemplo en Lengua Colan, digamos que utilizaban la variante Yup para designar agua y rio en un contexto de beber agua dulce en casa y las aguas del rio cuando la extraían y la variante Amun que designaba el agua pero de Mar en otro contexto.[5]

[1] El sechura debido a su poca interrelación con el catacaos y el Colan estaba ligada a la lengua Quingnam o pescadora, empleada por los pescadores, grupo o grupos marginados a causa de su sobre especialización y aislamiento geográfico de los sectores socio económicos más variados y activamente integrados que habitaban los valles y las ciudades: "la que entre ellos se llama la Pescadora -dice- más parece lenguage para el estómago que para el entendimiento", es "corta" y "desabrida"
[2] Imagínenos a un extranjero recopilando información en la sierra de Ayabaca y nombra las cosas en su lengua (porque no sabe el nombre de estas en el habla local o sencillamente las señala con el dedo, el informante repetirá la palabra dada por el registrador. Es la razón por la que los “gringos” en sus textos parecen tergiversar los nombres de sitios como po ejemplo ocurre con Huancabamba, que a veces aparece como huacapamba.
[3] Estas unidades también son llamadas variables sociolingüísticas y sus diferentes formas son llamadas variantes o variantes funcionales (algunos lingüistas prefieren el término registro).
[4] ¿Correspondería a “albahaca”?. Algunos insisten en el termino de origen árabe, pero, queda la duda respecto a la coincidencia lingüística, tal como ocurrió con la palabra “Capullana” entre el capuz hispano y el vocablo “capuc”
[5] Igual sucede hoy en día, cuando algunos, por ejemplo, que hablan un dialecto dado en casa, utilizan la variante patrón en la escuela, pero utilizan además otra variante cuando hablan con sus colegas en el recreo. Las lenguas especiales, las lenguas profesionales, las jergas o las lenguas comerciales también pueden ser consideradas como variantes funcionales

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