domingo, 21 de marzo de 2010

CATIL


El vocablo Catil constituye una de las expresiones yungas que idiomáticamente supervive hasta hoy. Su existencia está comprobada en la lengua Sechurana y Cataquense. Si bien es cierto en la lista elaborada por el obispo de Trujillo Martínez de Compañón no se registra el vocablo tal como se expresa hoy, pareciera que en dichas listas aun subyace el vocablo y su significancia.

Los nominativos que permiten inferir nuestra hipótesis provienen de la lista completa de Tributarios de la Encomienda de Sechura presentada por su gobernadora y “cacica” Isabel Capullana el 15 de noviembre de 1572. Todos los nominativos corresponden a “Apellidos” (en realidad son los nombres de nuestros antepasados) de mujeres que pertenecen a las parcialidades de Sechura, Nunura y Pisura[1]
La relación que se consigna y de la cual hemos ordenado pertenece a las Parcialidades Sechura, Pisura y Nonura :

Sucatil
Yancatil
Xinticatil
Suciatil
Curacatil
Iucatil
Tucatil
Nocatil
Incatil
Catil
Ymacatil

En un juicio de 1656, sobre excavaciones clandestinas en la huaca Narihuala, se cita a Francisca Yuncatil, “yndia… viuda y natural del pueblo de catacaos[2]

Este vocablo es también registrado por Josefina Ramos de Cox en la flora piurana. En el área del Bajo Piura con el término “Catil” se designa a cierta variedad de algodón (Gossypium barbadense) de color pardo u oscuro.

James Vreeland (1965) en su estudio sobre la etno arqueología textil de Lambayeque destaca que :

“Los campesinos y tejedores de hoy identifican por cinco nombres diversos matices de algodón. En el conjunto de valles Mochica hablante se usa el término Huico para denominar la fibra de marrón claro; en tanto que Bombasil y Catil son usados en el valle del Piura para referirse a los colores marrón[3]

El mismo autor destaca el uso de hilos de algodón marrón trabajados en las puntas de los cabellos formando dos largas trenzas que aun siguen usando actualmente las mujeres de la comunidad de Morrope, Tucume, Monsefu, Catacaos, Tallan entre otras comunidades . Las trenzas de algodón también están representadas en la alfarería prehispánica de ambas áreas ( Lambayeque – Piura).

Así tenemos que en lengua Colan Dlacati significa “Muerte” y “dolor” , y en lengua Catacaos Lacatu significa “morir”. Con el nominativo Catil se designa en la actualidad a una variedad de algodón de color morado y marrón, y de allí , es posible que haya derivado hacia la forma de denominar una vestimenta femenina. También podría evidenciar que el color en si ( marrón o morado) se asociaría al carácter de viudez o dolor por la pérdida de un ser querido.

Pero el vocablo Catil no es exclusivo en el área Yunga de Piura. En la sierra de Piura, específicamente Frías (Ayabaca) hemos localizado el topónimo Sacatil caserío ubicado entre las cuencas de los ríos San pedro,. Frías es un espacio geográfico donde se hablaba el Muchick en 1644.

Es indudable que el vocablo Catil pertenece a la lengua Sechura , que de un estado de ánimo (pena, dolor, duelo) haya transferido su significancia a una denominación de color dentro del conocimiento cromático de los yungas piuranos.

Por otro lado el vocablo está asociado en cuanto a su procedencia, al conjunto toponímico Ura, identificado por los topónimos Sechura. Pisura y Nonura. Podemos ir más lejos aun en esta arqueología lingüística. Si descomponemos los vocablos , aislando Catil , podríamos encontrar nuevos voces del mundo lingüístico Sechura o de alguna de sus contemporáneas leguas vecinas Catacaos y Colán. Veamos :

Su- Iu- Yan- Yma- Sui-
In- Cura- No- Tu- Xinti-

Estos vocablos nuevos cuyo significado desconocemos al menos si tomamos como referencia la Lista de Martínez de Compañón; es posible rastrearlos en el Mochick, toda vez que el vocablo comparte ambas entidades idiomáticas.

[1] Todas las mujeres que llevan este nominativo están registradas como viudas.
[2] Fernández Villegas, Oswaldo. La Huaca Narihuala: Un documento para la etnohistoria de la costa norte del Perú.1990:126
[3] Vreeland , James V. Presencia histórica de Lambayeque (1985) Citado por Cesar Toro Montalvo. Antología de Lambayeque . CONCYTEC, 1986. pp.460-466.

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